“No me des pescados, mejor enséñame a
pescar…”
En
estos tiempos modernos, donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres son
cada vez más pobres, existe una gran desigualdad social y económica, producto
de la mala distribución de las riquezas en términos generales. Se considera a
una persona o familia pobre a aquella que no cuentan con el monto necesario
para sus necesidades básicas y que no tiene satisfecha la canasta esencial por
persona.
Otra
de las tantas maneras existentes de identificar hogares pobres es con el
cálculo de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), el cual identifica como
pobres a aquellos hogares y personas que no pueden satisfacer sus necesidades
de vivienda, educación, acceso a agua potable y servicios sanitarios, entre
otras.
Los
mapas de pobreza, los servicios sociales de la presidencia y todos aquellos
programas para combatir ese mal,
deberían de utilizarse para la focalización y concentración del gasto
público a favor de la masa desposeída, estas herramientas ayudaría al gobierno
y las autoridades competentes a ubicar donde se concentran las poblaciones en
condiciones económicas más desfavorables y que son más vulnerables al alto
costo de los servicios y la canasta familiar,
lo cual permite formular políticas económicas y sociales más eficientes
y que verdaderamente lleguen a los más necesitados.
Según
el Informe de Desarrollo Humano para el año 2000 nos muestra que a pesar de
mejoras en algunos sectores y servicios durante las última décadas, la pobreza
sigue siendo muy elevada en América Latina, donde más de la mitad de la
población Dominicana (46%) es pobre y un
(17%) es extremadamente pobres.
El
principal reto de las autoridades de turno y los que vendrán en los siguiente
50 años, seguirá siendo enfrentar la pobreza, para lo cual se necesitan más y
mejores propuestas de desarrollo de la población en general y los diferentes
sectores productivos del país en plazos a corto, mediano y largo plazo,
buscando crear las condiciones políticas, sociales, económicas y ambientales,
que permitan a los dominicanos no solo salir de la pobreza sino contar con las
oportunidades de escoger su propio proyecto de vida y forma de producción
económica que más le convenga y de mayor provecho tanto propia como de los
suyos y su entorno.
Los
estudios estratégicos, las ayudas de las autoridades en servicios sociales y la
creación de las fuentes necesarias para mejorar la calidad de vida de una gran
parte de los dominicanos en pobreza y en pobreza extrema, deben trascender más
allá del gobierno de turno, se deben elaborar tomando en cuenta las opiniones
de la población, los sectores productivos, las asociaciones de profesionales y
la voz del pueblo.
Felicitamos
el esfuerzo que han realizado las autoridades presente y otras que han pasado
en la creación de programas especiales de ayuda y socorro en las necesidades
básicas, como son alimentación y salud, pero que no llenan del todo las
expectativas de un pueblo que se hunde en la pobreza y los servicios son cada
vez más caros y difíciles.
Sería
mejor crear las condiciones para que cada dominicano en edad y capacidad
productiva pueda ganarse la vida por medio de las fuentes de empleo creadas por
las autoridades y los medios en que puedan desarrollar su vida dignamente.
Creo
que en vez de regalarle tarjetas de solidaridad, bono gas, bono luz y funditas
de comida, fuera mejor crear fuentes de empleo, mejor distribución de las
riquezas y que en vez de estar esperando doscientos pesos mensuales del gobierno
por medio de una tarjeta, mejor sería proporcionar a esas personas un trabajo
estable y no darle el dinero ni las provisiones como lo hacen y lo han hechos
todos los gobiernos dominicanos.
En
conclusión les diría a las autoridades, a los gobiernos y entidades de ayuda y
servicios que no le den el dinero, mejor que los enseñen a producir dinero.
Recordando
una frase muy famosa que dice “Regálale un pez a un hombre y comerá un día.
Enséñale a pescar y comerá toda la vida…” Todos los gobiernos dominicanos desde
que tengo uso de razón y a mi corta edad, han llevado a cabo exactamente estas
mismas actividades, regalando “funditas, cajas y tarjetas” para hacer campaña
proselitista, lo que lamentablemente a los que la reciben les hacen más mal que
bien, tanto a ellos como a este país el cual es eminentemente pobre.
Haciendo
esto nos hacen un país más pobre y acostumbran a las personas a las funditas y
la tarjeta en vez de proporcionar una garantía laboral y mejor calidad de vida.
"Regala un pescado
a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás
para el resto de su vida".
Autor:
Henry Valdez, M.A.
Mercadólogo, economista y escritor.
809-490-0022
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